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miércoles, 16 de junio de 2010

Mario Bendetti - Defender la alegría




Defender la alegría como una trinchera.
Defenderla del escándalo y la rutina,
de la miseria y los miserables,
de las ausencias transitorias y las definitivas.
Defender la alegría como un principio.
Defenderla del pasmo y las pesadillas de los neutrales y de los neutrones,
de las dulces infamias y los graves diagnósticos.
Defender la alegría como una bandera.
Defenderla del rayo y la melancolía,
de los ingenuos y de los canallas,
de la retórica y los paros cardiacos,
de las endemias y las academias,
defender la alegría como un destino.
Defenderla del fuego y de los bomberos,
de los suicidas y los homicidas,
de las vacaciones y del agobio,
de la obligación de estar alegres.
Defender la alegría como una certeza,
defenderla del óxido y la roña,
de la famosa pátina del tiempo,
del relente y del oportunismo,
de los proxenetas de la risa.
Defender la alegría como un derecho,
defenderla de Dios y del invierno,
de las mayúsculas y de la muerte,
de los apellidos y las lástimas,
del azar,
y también, de la alegría.

Mario Benedetti

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Beatriz Salas Escarpa