A ti, Manzana,
quiero celebrarte,
llenándome con tu nombre la boca,
comiéndote.
Siempre eres nueva
como nada o nadie,
como nada o nadie,
siempre recién caída del Paraíso:
plena y pura,
mejilla arrebolada de la aurora!
plena y pura,
mejilla arrebolada de la aurora!
Qué difíciles son comparados contigo,
los frutos de la tierra,
las celulares uvas,
los mangos tenebrosos,
las huesudas ciruelas,
los higos submarinos.
Tú eres pomada pura,
pan fragante,
queso de la vegetación.
Cuando mordemos tu redonda inocencia,
volvemos por un instante,
a ser también recién creadas criaturas:
aún tenemos algo de manzana.
Yo quiero una abundancia total,
la multiplicación de tu familia,
quiero una ciudad,
una república, un río Mississipi de manzanas,
y en sus orillas, quiero ver
a toda la población del mundo unida,
reunida en el acto más simple de la tierra:
mordiendo una manzana.
Pablo Neruda
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Beatriz Salas Escarpa