Aún recuerdo la primera vez que oí este nombre que me pareció tan raro; se lo habían diagnosticado a mi “belleza preferida” Rita Hayworth allá por las años 80.
Mama empezó a cambiar el nombre a cosas obvias: para decir autobús, sin entender por qué, decía muchos otros medios de transportes menos ese. Así que empezamos a adivinar y descubrir lo que ella pretendía. Eso duró varios años y degeneró en que a veces dejaba de intentar decirnos algo porque no lograba coordinar la frase. Un día, hablando por teléfono, no supo qué le decía yo al hablar de “torrijas”. Nadie hacía las torrijas como ella y eran su plato estrella. El que no supiera ni de lejos a qué me refería me dejó paralizada. Días después, los pompones de los gorritos infantiles fueron de nuevo motivo de enfado porque yo no aceptaba que no supiera a qué me refería. Desde niños, ella nos enseñaba a hacerlos, nos daba lanas de colores y disfrutábamos con los resultados. Era inminente, en su cabeza algo fallaba y empezó a avanzar cada día más rápido.
Tres años y se nos apagó para siempre. Al primero que dejó de reconocer fue a mi padre. Ahora su presencia la relacionaba con un joven que había venido a vivir con ella y al que contaba que ella tuvo un marido que la había abandonado. Sufría mucho por ese abandono y nos lo contaba a todos.
Espero que este año sirva para que los científicos sigan avanzando en descubrir cómo prevenir, parar, ayudar a que no sean tantos los que la parezcan. Es una enfermedad tremenda que solo los que la vivimos sabemos bien cuánto duele.
El día de su cumpleaños inicié este blog y a ella dedica cada entrada y cada pensamiento. Allá donde esté, sé que sabe cuánto la echo de menos.
Beatriz, hoy no se me ocurre ningún comentario ocurrente, ni tan solo alguna frase profunda; hoy tan solo... un cálido abrazo.
ResponderEliminarNo sé por qué siempre, o al menos en lo que conozco, el olvido llega antes hacia las personas más cercanas y queridas, lo que lo hace mucho más doloroso. El mayor dolor es que alguien tan cercano y amado no te reconozca y no sepa nada de su propia vida, pierden las sensaciones del recuerdo... no hay pasado, el presente se convierte en incertidumbre y el futuro no existe en su mundo.
ResponderEliminarYo soy una persona con muchos miedos, el mayor de ellos es perder el contacto con la realidad más cercana porque es la que más hace sufrir a la gente que te rodea. Ante ésto, sólo queda la esperanza del futuro en la investigación. Hasta entonces te mando un fuerte abrazo con el deseo de que jamás olvides los recuerdos que te hicieron feliz.
Uffff, me emocionais, gracias a los dos por tan tiernas palabras. Es duro olvidar, es duro que te olviden, es duro vivir con ello, para todos. El que la persona sea consciente de que la enfermedad avanza, ahora que se sabe bien en qué consiste es muy duro.
ResponderEliminarUn cálido abrazo a vosotros, queridos amigos.
Mi padre en ningún momento perdió la ternura que nos tenía, sinó de palabra, con la mirada, han pasado
ResponderEliminartres años...y parece que fué ayer.
Que cruel enfermedad. Te leo y veo borroso, las lágrimas surgen involuntariamente...
Un abrazo.