La gente que me gusta
Es curioso que hoy venga a mi mente esta frase que tanto me
gusta cuando quiero contaros un hecho, frase que me impactó cuando leí el poema
de Mario Benedetti; y también me viene a
la memoria otra famosa frase que repetí y escribí porque marcó un largo escrito que salió casi sin
resistirme, allá por agosto del 2006:
“Dios mío, Dios mío, por qué nos has abandonado?”.
Y sí, pese a repetirlas, no me resisto a seguir escribiendo
porque no plagio frase alguna sino que expreso un gran sentimiento.
Las personas me interesan cada día más. Es irrefrenable como
me detengo a contemplarlas, a intentar entenderlas, a admirarlas y sonreírlas, ignorarlas
sin pena alguna, cuando no irradian, a acariciarlas, a consolarlas.
Y es que a mi, la gente me gusta, naturalmente unas más que
otras y las que realmente me hacen sentir feliz y llena, son algunas con las
que me cruzo a diario y me hacen levantar los ojos al cielo y dar las gracias
por haberlas cruzado en mi camino. Ayer, sin ir más lejos, encontré a un par de
jóvenes argentinos que me hicieron
sentir bien. Hacían su trabajo con empeño, con cuidado, con diligencia y
además preocupados por los demás. Sobresalía su sonrisa, su “no se
preocupe que aquí estamos nosotros”, su
respeto y corrección, su maravillosa manera de hacernos sentir bien a los que
estábamos cerca.
Como os cuento a veces, mi vida es un continuo cambio,
evolución, llamémoslos como queramos, y en ese peregrinar que tanto me gusta
(una gran amiga de Jorge Bucay me decía que era como una enfermedad, el querer
cambiar de continuo y crecerme en el empeño), conozco a tantas y tantas
personas diferentes que cada vez con más frecuencia distingo a lo lejos a esa
gente que me gusta: alegre, con la bondad en sus ojos, con la intención de
ayudar y agradar, con el optimismo sin minar y con la mirada clara y dulce.
Alex y… no hizo falta ni saber su nombre, los dos eran como uno solo y ambos me hicieron muy
fácil una tarde cansada, llena de inconvenientes, calurosa y que pasó
fácilmente gracias a ellos.
Ayer hicimos una mudanza que repetiría mil veces porque
gracias a ellos fue todo grato y agradable, como nunca antes me había pasado.
Benditas sean las gentes me que gustan.
Beatriz Salas
Hermosa y gratificante entrada, amiga ¡viva la gente!
ResponderEliminarBesos. María
Sí, quizá no sea importante lo que hacemos, sino que lo que lo haga importante sea el cómo lo hacemos. Aborrezco por naturaleza al prepotente y admiro a la persona que no sabiendo nada sabe estar: Estar dispuesta, estar abierta, estar en estado permanente de esperanza. Y sabe sonreír. Parece mentira que sea gratis y que no obstante que sonriamos tampoco (bueno, que yo sí que sonrío, no puedo evitarlo. Hasta en los peores momentos, qué le vamos a hacer...)pero en general se sonríe poco. Cuando era niña la gente sonreía más, canturreaba en voz baja y silbaba por la calle. Esa también es gente que me gusta, pero también escasea. Escuchaba esta mañana en la radio que en el interior un bar de Sevilla rezaba un letrero: "Prohibido hablar de fútbol y de lo mal que están las cosas" e inmediatamete pensé que las personas de regentan este bar, como a ti estos chicos argentinos, me gustarían... porque me gusta la gente dispuesta, la gente que lejos de recrearse en la desgracia intenta levantar el ánimo.
ResponderEliminarUn fuerte y cálido abrazo. ¿Una fijación? tú lo que eres es un culo de mal asiento (esto te hubiera dicho cariñosamente mi abuela), je,je,je...
La empatía es primordial en la relación con las personas y, como es lógico, no con todas se empatiza de igual manera. Pero algo te diré, la amabilidad, la educación, son dos cualidades que valoro en sumo grado, será porque yo no podría actuar de otra forma que no fuese esa. No entiendo actitudes de superioridad, demostraciones de indiferencia o menosprecio hacia un semejante. Tú dices distinguir a las personas sólo con verlas y, seguramente, eso nos sucede un poco a todos, pero a veces uno puede sorprenderse y equivocarse, porque no siempre el hábito hace al monje.
ResponderEliminarMe ha gustado esta entrada tuya porque tiene mucho de humano, Beatriz. y eso se agradece.
Un abrazo
Fina
Uno se encuentra gente maravillosa por todas partes. Tú, Beatriz, también eres una de ellas.
ResponderEliminarUn abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Toda la razón Beatriz, por gente como esta vale la pena vivir.
ResponderEliminarUn texto hermoso, edificante y motivador.
Un fuerte abrazo.
Muy bien Beatriz, hay experiencias que merecen la pena volverlas a vivir, solo por encontrarte con gente encantadora que justifican los trabajos y los esfuerzos.
ResponderEliminarBuen texto, amiga.
Salud
Por fin un rato libre para entrar a verte, es que últimamente voy corriendo todo el día y sin apenas tiempo para visitarte Beatriz y como siempre quedarme encantada con tus relatos y experiencias que nos pasas...
ResponderEliminarUn beso enorme!
El mundo está lleno de gente maravillosa qu emuchas veces no vemos porque estamos llenos de prejuicios, andamos tan de prisa que no nos damos tiempo para conocer a la gente y nos hemos convertido en esclavos de la tecnología que sólo disfrutamos de todos esos "bichos electrónicos" y nos perdemos de la gente bella que nos rodea.
ResponderEliminarMe gusta esta entrada mi apreciada Beatriz porque tu experiencia con los argentinos nos hace pensar en lo fácil que sería si fueramos más socibles, menos prevenidos y menos egoístas.
Te dejo un fuerte abrazo.
Desde Argentina una Uruguaya te quiere y confirma que estás entre la gente que me gusta.Abrazosssssssssss que siempre vienen bien.
ResponderEliminar¡Cuánta gente que desconocemos, que no sabemos tratar, que ignoramos, que no sabemos a dónde va!
ResponderEliminar¡Cuánta gente que pasa por nuestras vidas, por nuestros lados, sin apenas huella dejar; en cambio otros, sin desearlo, sin pretenderlo, nos llevan a ver que existen verdaderas personas buenas en este mundo y nos dejan hacer bellas reflexiones como la que tú, Beatriz, nos dejas en este momento.
¡Precioso escrito y muy bella reflexión!.
Besos. Rosa.
Me encanto tu entrada y me hace reflexionar y sonreír al recordar a la gente con la me cruzo cada día,pensativa,triste o sonriente pero cada una me deja algo a su paso.
ResponderEliminarRecordar personas agradecidas como tú que hacen el día lleno de luz.
Un abrazo y saludo para ti desde mi México lindo!!
Así es Beatriz, hay personas de todo el mundo que están siempre prestas a ayudar con una buena sonrisa y con la mano extendida (sea su trabajo o no) y como bien dices de esa manera la vida resulta más agradable. Una entrada que nos invita a mirar y apreciar a la gente sin distinción de religión, raza o status económico.
ResponderEliminarMi abrazo caluroso y disfruten de vuestra nueva residencia.
Cierto querida Beatriz el calor de la gente sincera a nuestro alrededor nos aporta fuerza, voluntad, entusiasmo y un infinito agradecimiento que solo se puede devolver con una bella sonrisa y una luz esplendida en la mirada.
ResponderEliminar"Existe gente maravillosa afortunadamente a nuestro alrededor" y me consta que nunca en tú vida te encuentras sola.
Feliz fin de semana, abrazos inmensos Pilar