HISTORIA DE UNOS DIENTES...
By La abuela frescotona
La anciana caminaba saludando con la mano y regalando sonrisa; estaba contenta, la oficina social del gobierno le había enviado por fin la dentadura postiza. Sentía rara su cara, los labios estaban tensos debido al tamaño "universal" de la prótesis. La miraban al pasar y sentía que la vanidad le tocaba el corazón. Los perros salieron a recibirla, pero como si desconfiaran por el rostro cambiado, la olfatearon para convencerse que era su dueña. Preparó el mate y se sentó a la sombra del tala. Cuando quiso sorber la bombilla, los dientes no dejaban fruncir los labios; las ganas pudieron más que la vanidad y se los sacó. Desde la mesa ellos le sonreían, ella los contemplaba con orgullo posesivo.
La anciana caminaba saludando con la mano y regalando sonrisa; estaba contenta, la oficina social del gobierno le había enviado por fin la dentadura postiza. Sentía rara su cara, los labios estaban tensos debido al tamaño "universal" de la prótesis. La miraban al pasar y sentía que la vanidad le tocaba el corazón. Los perros salieron a recibirla, pero como si desconfiaran por el rostro cambiado, la olfatearon para convencerse que era su dueña. Preparó el mate y se sentó a la sombra del tala. Cuando quiso sorber la bombilla, los dientes no dejaban fruncir los labios; las ganas pudieron más que la vanidad y se los sacó. Desde la mesa ellos le sonreían, ella los contemplaba con orgullo posesivo.
Todos los meses llegaba el cura a dar misa y confesar. Sentada en el primer banco con un ramito de flores del campo, su rostro serio y sus dientes al aire, ella oía con fruición.
El cura no dejaba de mirarla. Se puso en la fila de la comunión, cerró los ojos y abrió la boca, el cura temeroso depositó rápidamente la hostia. Llegó a su banco y aún no podía despegarla del plástico paladar; cuando lo logró, su lengua le dolía.
De regreso, caminando por las dunas, pensaba que eran muy hermosos sus dientes, pero con ellos no podía tomar mate, ni beber agua, cuando comía se movían tánto que se mordía. De a poco se acostumbró a verlos en la mesa del rancho acompañándola y casi sin darse cuenta, comenzó a charlar con ellos. Por las noches, cuando apagaba el candil, en la oscuridad, le hacían compañía hasta dormirse.
Y llegaron las nevadas. Este año el temporal llevaba días, nadie andaba los caminos, y la despensa comenzó a languidecer. Se acabó la leña, la vieja sabía que de seguir así moriría como muchos en la zona. Lustró su dentadura y se la puso cuando se metió en la cama, el frío era intenso.
A los pocos días llegó el helicóptero del gobierno auxiliando gentes. El viento había abierto la puerta del rancho y desde afuera se veía la imagen escarchada, eternizada en una sonrisa que el deshielo convertía lentamente en llanto histérico, con el rodar de frías lágrimas.
El cura no dejaba de mirarla. Se puso en la fila de la comunión, cerró los ojos y abrió la boca, el cura temeroso depositó rápidamente la hostia. Llegó a su banco y aún no podía despegarla del plástico paladar; cuando lo logró, su lengua le dolía.
De regreso, caminando por las dunas, pensaba que eran muy hermosos sus dientes, pero con ellos no podía tomar mate, ni beber agua, cuando comía se movían tánto que se mordía. De a poco se acostumbró a verlos en la mesa del rancho acompañándola y casi sin darse cuenta, comenzó a charlar con ellos. Por las noches, cuando apagaba el candil, en la oscuridad, le hacían compañía hasta dormirse.
Y llegaron las nevadas. Este año el temporal llevaba días, nadie andaba los caminos, y la despensa comenzó a languidecer. Se acabó la leña, la vieja sabía que de seguir así moriría como muchos en la zona. Lustró su dentadura y se la puso cuando se metió en la cama, el frío era intenso.
A los pocos días llegó el helicóptero del gobierno auxiliando gentes. El viento había abierto la puerta del rancho y desde afuera se veía la imagen escarchada, eternizada en una sonrisa que el deshielo convertía lentamente en llanto histérico, con el rodar de frías lágrimas.
Publicado por La abuela frescotona
Nube de palabras: Las cosas de la vida - 7 de diciembre de 2011
Super original, llevo tiempo que no puedo entrar al blog de La Abuela, y después que escribo el comentario no me deja instalarlo.
ResponderEliminarHermoso de veras, como siempre. Un fuerte abrazo.
Es muy original y me ha encantado, pocas veces me encuentro con algo tan agradable.
ResponderEliminarMiles de besos Beatriz
Las historias de la Abuela son siempre sorprendentes tu voz hoy la ha dotado de vida
ResponderEliminarUn besote
Que bien escribe la Abuela.
ResponderEliminarHermoso texto. Lo conocìa.
Un abrazo.
Quiso moriir sonriendo hermoso texto . No conozco a la Abuela pasaré a visitarla.
ResponderEliminarUn saludo
Hola Batriz , una historia muy bonita y triste a la vez , bravo por las dos , me a gustado mucho besos de Lm.
ResponderEliminarBufff, que historia más honda y triste, tan bien narrada. Me hizo llorar.
ResponderEliminarUn abrazo
Un texto muy triste y hermoso.
ResponderEliminarComo siempre, Beatriz y Ruth, es emocionante escucharlas.
No conocía a la abuela, pasaré por su lugar.
Un beso para ambas.
Beatriz:
ResponderEliminarSiempre me han gustado las historias de "La Abuela Frescotona" y, esta historia en particular es dramática y refleja el camino de espinas que se debe caminar cuando llega la dura vejez. La vejez, la pobreza, unos dientes postizos, y el paisaje gélido, forman el relato bellamente mágico y a la vez tan real que las lágrimas ruedan por las mejillas.
Beatriz, desafortunadamente no pude escuchar el relato en tu hermosa voz...lo he intentado varias veces y no funciona.
Recibe mi abrazo y nuevamente felicitaciones.
Es una historia tierna a la vez que triste. Es la vejez una etapa dura, para tenerla presente. Sin olvidarla.Felicidades a la abuela frescotona.Me emocionó. Abrazos compartidos.
ResponderEliminarBeatriz,elegiste un texto creativo y original,amiga.
ResponderEliminarMi felicitación para la abuela y para vosotras por el bellísimo trabajo,que hicísteis en conjunto.
Mi abrazo grande para todas y mi ánimo siempre por ese amor al arte y a la vida.
FELIZ SEMANA.
M.Jesús
Curiosa historia. Por supuesto muy bien escrita y narrada. Triste final, muy triste.
ResponderEliminarYo también me pasaré por el blog.
Besos.
Hola Beatriz, bellísimo relato, me emocionó el alma y cautivó mi corazón. Disfruté cada palabra, cada descripción, tiene un mensaje muy profundo. Dios te bendiga amiga, te envío muchos cariños desde Argentina. Pasaré a visitar el blog de la Abuela para felicitarla. Besos y cariños a tu familia. Tere.
ResponderEliminar¡Me encantó la historia! Excelentemente narrada... Me hizo pasar por diferentes estados al imaginar la situación: de una sonrisa a la risa y de la risa a la nostalgia y a la pena por su final. ¡La Abuela es genial!!!!
ResponderEliminarLo que no pude fue escuchar el audio, no sé si sea por mi computadora o por "don Blogger" que a veces se "empaca", jajaj Un fuerte abrazo a las tres!!!! (desde ya descuento que en tu voz habrá sido maravilloso)
¡artista de la voz!
ResponderEliminarRecibe mi saludo.
Muy buen relato!!!
ResponderEliminarAbrazos
Genial relato, me ha encantado es muy bueno.
ResponderEliminarY con tu voz suena divino.
Besitos y sonrisas para las tres :-)
Gran relato ,jejej ...sigo enamorado de tu voz y de tu manera de transmitir solo con el tono de voz ,felicidades Beatriz .
ResponderEliminarSi tienes un instante (1 minuto) aver si le puedes echar un ojo a el ultimo poema que he subido , ¿algo que aportar o no quede muy bien ?
saludos y cuidate ,manu.
Un placer escucharte Beatris, es un interesante y triste texto.
ResponderEliminarUn abrazo inmenso.
Beatriz como siempre un placer escucharte, en esta vida existe la alegria y la tristeza a todo debemos escribir y recitar. Tienes una voz que llega al alma sea lo que sea que recites. Bellisimo texto el de mi amiga. Besos de luz y paz.
ResponderEliminarHermosa y triste historia esta, maravillosamente reatada,como todo lo que tu haces
ResponderEliminarUn abrazo desde
LAS COSITAS DEL RINCON DE DOLORES
Hola Beatriz, buenas tardes, muy bien narrado la:
ResponderEliminar"historia de unos dientes"
del blog de la abuena frescona"
gracias por compartir y así tener la oportunidad de conocer nuevos blogs,
que pases una bonita tarde.
Querida Beatriz: Hace días que intenté buscarte, después, no sé lo que me ha pasado, pero me ha sido imposible dejar un comentario en tu blog.
ResponderEliminarMi intención era comunicarte que nuestro común amigo, André, sigue hospitalizado, (a él le gusta decir que está en un hotelito),le han hecho unas pruebas y está a la espera de los resultados.
Llevo días sin saber nada de su evolución, pero cuando reciba noticias, os mantendré al tanto.
De momento, Marinel, Abedul, Francisco Espada, Nerím y yo, hemos dedicado nuestras entradas para estimularlo y mandarle nuestro apoyo.
La abuela, creo que es amiga de André, cuando tenga un rato, pasaré a conocerla, me ha encantado su relato y con tu voz ha quedado bordado.
Felicidades para las dos.
Os dejo abrazos para compartir.
Kasioles
Triste pero a la vez tierna historia la de estos dientes.
ResponderEliminarFelicidades a las dos por el trabajo de cada una.
Un abrazo de Mos dese la orilla de las palabras.
Beatriz:
ResponderEliminar¡Buena elecciòn para tu blogs¡ "Historia de unos dientes"
bellamente narrada por la abuela.
En tu voz cobra vida.
Besos
Gracias amigos por oír en esta maravillosa voz una historia de la abuela.
ResponderEliminarGracias Beatriz por darme a conocer en tu importante blog.
Ahora estoy descansando en las montañas, pero pronto regreso a mi hogar, y desde allí los visitaré, los abrazo