Desde que me he instalado en el
centro de Sevilla, la vida no deja de darme qué pensar… Y es que, está todo tan a
mano que sin ninguna dificultad me pongo cómoda y me dispongo a vagar por las
calles, sin saber hasta dónde llegaré, qué me sorprenderá, descubriendo rutas
alternativas para regresar a casa, intentando recordar los nombres de las
calles, situarme y hacer que el día a día me dé un abanico de posibilidades
para pasear disfrutando del lujo que esto representa. Normalmente no me fijo
mucho en nada que no sea: entrar en las iglesias y sentarme en la paz del
templo, no perderme, sorprenderme por la belleza de sus edificios en calles
estrechas y con sabor a viejo, encontrar nuevas tiendas y, sobre todo, visitar
las que tienen objetos de decoración. Cuánto disfruto revisando los objetos,
imaginándolos en mi casa, componiendo espacios delicados y “como a mi me
gustan”, qué sé yo!… un placer inmenso para mí. Sin embargo, desde hace unos
días mi mirada empieza a reconocer otras cosas en mi recorrer. Encuentro
personas que viven en la calle, cada día alguna nueva, en tremendas
condiciones, en vivo y en directo, no como solía verlas en la tele… y aunque
reduzco la marcha… sigo despacio mi camino; en un callejón son varias… Hoy, por
ejemplo, el callejón lo habían regado. No quedaba más que uno de los hombres
que intentaba apilar sus pertenencias sobre una silla para que no se mojaran…
Además, hoy llovía en Sevilla…
En una gran plaza había
vendedores ambulantes, bien organizados y con buenos puestos. Me ha sorprendido
el de una esquina porque la vendedora, una joven preciosa de color, iba en traje de
chaqueta negro, con camisa blanca y los bolsos a la venta eran muy bonitos. Se
notaba que los había elegido con mucho gusto y daban ganas de comprarse uno
aunque no lo necesitara. ¡Qué maravilla! Y su sonrisa... atendía con tanto interés que me ha hecho sentirme bien al verla. Luego, he entrado al Corte Inglés, planta baja, y
todo me ha parecido ajado y pobre. Sus empleados desmanejados, perdidos; el que
me ha atendido moqueando y sorbiendo mocos, y eso que tendría más de 50 años,
con el traje regular, mucho desorden, muy decadente… ¡Con lo que era ese
negocio! Me alegré por ella, la joven emprendedora, tenía vida en su mirada,
esperanza y confianza y me deprimió el grupo de empleados… me dieron pena y
tristeza.
Mirando y mirando, vas
observando como la vida va dando un giro y te encuentras sorpresas de todo
tipo. Los años pasan, la crisis atenaza los sentidos de propios y extraños y no
hay nada mejor, para centrarse, que empezar a observar las cosas también con el
corazón, la razón y los sentidos para saber exactamente donde nos encontramos y
qué o quién somos.
Beatriz Salas
Beatriz Salas
Con la crisis se ha vuelto penoso pasear por los centros de las ciudades. Cada dos pasos, alguien pide, te cuenta un drama, qué sé yo. Y la caridad no es la solución. Mientras no saneemos a fondo este sistema cruel, todo irá a peor, que los que tienen no quieren perder ni un ápice de ganancia y su avaricia no tiene fin (me refiero a los grandes del mundo, esa veintena de familias que nos tienen a todos con el agua al cuello).
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo: ante tanta decadencia, no hemos de perder ni las formas ni la elegancia. Mucho menos la ilusión de sacar adelante nuestros proyectos.
Un abrazo con mucho cariño, Beatriz.
Empezar a observar las cosas también con el corazón, la razón y los sentidos para saber exactamente donde nos encontramos y qué o quién somos.Preciosa entrada me quedo con esto ultimo.
ResponderEliminar¡¡¡Que bella es mi ciudad!!! Es un placer pasear por sus calles en primavera y llenar los setido con olor azahar. Un beso amiga.
ResponderEliminarLeyéndote me parece estar recorriendo cada recodo de la ciudad, palpitando con tu sentir la desazón, las dificultades y la esperanza de su gente.¡Gracias por compartir!
ResponderEliminarHermosa reflexión para saber donde nos encontramos; que somos es otro cantar bien conocido , tú eres así a tu manera, y por ser así le doy gracias al cielo por haber sabido te tu bella existencia
ResponderEliminar¡Gracias por existir y ser así "a tu manera"!
Besos y mi cariño.
Beatriz querida, qué hermoso escrito, hasta en un momento me atreví a soñar que te salía al encuentro en unas de las calles y te daba un gran abrazo, ese abrazo de amigas y hermanas que llevo en mi corazón para vos. Nunca te olvido, siempre estás presente en mis oraciones y en mi corazón. Qué Dios te bendiga!! Abrazos a tu familia. Desde Argentina: Tere
ResponderEliminar"Donde nos encontramos y qué y quiénes somos" Reflexión necesaria en este tiempo de decadencia, de problemas sociales terribles... Sí, ¿dónde estamos? ¿Es nuestro el rincón del mundo que habitamos o nos lo han prestado? ¿Somos nosotros, cada uno, o somos lo que nos ordenan ser? ¿Vamos hacia la luz o nos quedamos en las sombras?
ResponderEliminarDesde le corazón nos conmueve la triste realidad, desde la mente nos resulta injusta. Desde todos los ángulos, ¿podemos hacer algo?
Un abrazo y felicidades por ese relato de vida real, tan sencillo como una calle acabada de regar, tan solemne como el silencio de los templos, tan impactante como la ropa del mendigo sobre la silla.
Admiro a las personas que se detienen ante esos pequeños detalles que quizás pasen desaparecibidos y que, sin embargo, dicen tanto de la vida.
ResponderEliminarAsí es, saboreando de cada paso, de cada respirar, de cada detalle que en la mayoría de ocasiones nos dejamos sin mirar, sin observar.
Y es que, ¡hay tantas y tantas cosas que no percibimos y que son tan importantes!.
Espero y deseo sigas disfrutando de tan hermosos y delicados detalles.
Besos. Rosa.
No es fácil mirar, ver y hacer un ejercicio de reflexión, a veces, no es todo lo que parece.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estamos pasando momentos, es verdad, ciertamente delicados. La crisis, la desvengüenza de la clase política y el deterioro humano de la mayoría de la clase empresarial está haciendo que el desánimo y el miedo sea la tónica general de los habitantes de este país incluso para los que tenemos la suerte de estar trabajando aún.
ResponderEliminarPor suerte también quedan personas que dentro de este caos anímico son capaces de encontrar la esperanza y la ilusión.
Bellisísima reflexión Beatriz que refleja tu sensibilidad y belleza interior. Un beso!!!!
Como siempre, tu mirada me hace reflexionar sobre mi propia mirada. No me engaño. No. Mi mirada, casi siempre se encuentra dividida entre cabeza y corazón. Mi razón, fría, que sólo ve lo evidente, en un primer momento sólo ve la fealdad del mendigo y la que su presencia puede ocasionar a mi entorno. Pero luego, está la otra mirada, la que surge al cruzar la propia con la del indigente, la mirada que nace del corazón; esa que me avergüenza y sonroja al ver mi mirada anterior. Y vuelvo a sentir que son personas como yo. Y me hace pensar en qué haría yo si estuviera en sus circunstancias. Y, aunque me llena de esperanza esta chica que tú has encontrado, cuyo aplomo, arrojo, y dignidad la hacen capaz de capear el temporal con una sonrisa, las cifras de personas sin empleo no deja de crecer. Los sin techo no dejan de aumentar. Sentada ante mi ordenador miro a mi alrededor. En esta familia vivimos de una manera modesta, me digo. Como si eso me exculpara. Mi cabeza y mi corazón, por una vez, parecen haberse puesto de acuerdo. Y comienzan a preguntarse al unísono hasa dónde nuestro modesto bienestar no nace de un procedimiento, de un sistema injusto, del que, me guste o no, yo, formo parte. Mi café de media mañana, hoy, me sabe agridulce. A a conformidad, a omisión. A culpa.
ResponderEliminarUn fuerte y cálido abrazo
Mi estimada Beatríz:
ResponderEliminarHe leído con mucha atención todo lo que aquí has publicado y veo en ello, y, a través de ti, lo que miles y miles de españoles y, esto que también lo vi hace doce años en Filadelfia, Estados Unidos, el drama del desprecio con que los gobernantes, capitalistas avaros y sin ninguna ética, condenan a la miseria a la inmensa mayoría de la población mundial. El desespero, el no futuro se ha convertido en el pan de cada día, qué paradoja, decir el pan de cada día, pero acéptame esta figura.
Ahora mismo en España, desde las esferas del poder con Mariano Rajoy a la cabeza, se reprime al pueblo que ha votado por ellos y a los que no creyeron jamás en esta jauría de fascistas. Tu has visto cómo han reprimido las grandes protestas ciudadanas, lo han hecho de las misma manera que Franco.
Pero no podemos caer en la desesperanza porque entonces estaremos perdidos, no nos sirve la resignación, no nos sirve darnos golpes de pecho, de nada sirve darle una limosna a un mendigo, hay que tomar conciencia y apostarle a un mundo con justicia social y expulsando a todos esos sinvergüenzas del poder...Todo es posible si hay una férrea voluntad de servir realmente al pueblo...¿Porqué los Mariano Rajoy, o los griegos, no siguen el caso de Islandia que en unos pocos años revirtió una situación desastrosa y ahora es de nuevo un país próspero con un Estado de bienestar envidiable? Hay que cambiar de mentalidad, hacer una revolución moral y creer menos en la retórica de los perversos que sólo hacen "politiquería" para el beneficio de esa clase burguesa a la que pertenece. Basta de manoseos a la dignidad de todo un pueblo.
Te dejo un fuerte abrazo.
Beatriz, comprendo tu desesperanza al ver marginados en las calles de Sevilla, Aquí, en Buenos Aires, es paisaje recurrente en el centro de la Ciudad, en terminales de trenes, autobuses, plazas, y en esquinas de cemáforos donde niños nos muestran sus habilidades de ilusiones por unas pocas monedas. Creo, este problema es casi mundial.
ResponderEliminarDisfruta de tu Sevilla-
Cariños, María del Carmen
Beatriz, vivo en Valencia y también me gusta recorrer sus calles, ver la vida que hay en la ciudad, en los comercios, en las caras de la gente que va de aquí para allá. Y las cosas han cambiado de forma evidente, se palpa en la calle....los rostros son serios, los negocios cierran, la ciudad no está cuidada como antes
ResponderEliminarMuy fekiz sería si conociera Valencia- Valencia Madrid y Barcelona están en un destino que cumpliré lo antes posible.
ResponderEliminarEsa mirada que describes me parece una mirada inteligente y positiva.
Un abrazo,
ROBER
Suena visto, esa mira tuya
ResponderEliminarEn Madrid, en Venezuela, y en otras tantas pates, que he recorrido
Pero me encanta tu mirada en positivo!!!
Porque hay demasiadas, que sólo son discursos demagógicos e interesados, cargados de pesimismo y trasnochado rencor, repetido y repetido, para sólo sembrar negatividad.
España saldrá adelante, por que son muchas, las muchachas, como las que describes
Con ganas de trabajar y regalando una sonrisa
Es fuerte el sacudón, pero son más fuertes las ganas y el optimismo de esta maravillosa tierra y sus gentes
Bella entrada mi amiga!!!
Besotesssss y linda semana
Hola Beatriz!!!!
ResponderEliminarHablas de mi querida Sevilla, ciudad que adoro y yo también la he mirado con esos ojos cuando estuve allí, con los ojos del corazón, admirando sus edificios, iglesias, parques...cada rincón me parecía asombroso,cada esquina...algo nuevo por descubrir andar por sus calles, pisar sus adoquines...sensaciones llenas de vida.
Por otro lado he visto,como en cada ciudad,personas sin techo, con su carrito, con su vida entera a cuestas...gitanas leyéndote las líneas de la mano o vendiendo abanicos...todo un mundo multicolor donde también existe el gris.
Gracias por compartir tus sensaciones!!!!
Un abrazo con cariño!!!!
Querida Beatriz muy buenos días, ya estoy de vuelta de un parón no deseado en mi blog. Ay, esa Sevilla bella, hermosa y mágica, y tus letras la embellece aun mas, gracias por compartir, un fuerte abrazo.
ResponderEliminarFeliz fin de semana.
Lola.
Que edificante recorrido nos has hecho dar por tu nueva ciudad!,
ResponderEliminarpese a lo negativo que nos has hecho ver acerca de los
cambios de vida, Tu reflexiòn tan sensata evocada de lo profundo
de tu ser!, tambièn nos toca nuestra sensibilidad en lo
personal y asimismo nos muestras los pequeños detalles o rasgos
positivos que aùn quedan en nuestra sociedad, que no todo
està perdido, que en esa humilde empleada de color que mencionas
entre otras aùn hay esa luz, ese ingrediente vital que nos mueve;
la esperanza, el amor, el entusiasmo para seguir avante; y seguir
descubriendo quienes somos y donde estamos.
para redireccionar con màs sensates y cordura,
nuestro caminar...
Precioso paseo e imagen
Gracias por compartir
Me a encantado la descripciòn de tu mirada!
Un fuerte abrazo
con mucho cariño Beatriz!