Llevo ya unos días que me pide
el cuerpo sentarme tranquila a escribir y para ello me tomo muchas molestias (aunque
no son molestias, tan solo una forma de hablar). Qué todo esté en armonía, predispuesto
para no distraerme, para concentrarme en lo que quiero plasmar, en no pensar en
nada que no sea adentrarme en mis recuerdos y plasmarlos con la mayor fidelidad
posible.
Nunca sé sobre que hablarán mis
dedos que corren veloces cuando encuentran el tema que quieren contar, y hoy,
sin saber por qué, al verlo guardadito entre mis cosas-recuerdos, he sabido que
el tema era mi pequeño micrófono.
Estábamos ya instalados los
cuatro en Rossington (England), en el verano del 2006 y queríamos una cámara
para hablar por internet con el lele y
la yaya, y que nos vieran. En la única tienda de informática del centro compramos
la susodicha y la llevamos para probarla. Ni idea del porqué no nos gustó por
lo que la volvimos a empaquetar y la cambiamos. No mucho después descubrimos
que junto a la cámara iba un cable con un pequeño micro, que supuse incluiría, y
que no había acompañado al embalaje y devolución. Resumiendo, teníamos un pequeño
micrófono de cable largo y apenas la medida de la falange distal. Era tan “poca
cosa” que ni me molesté en ir a llevarlo y cuando días después necesité uno, probé
colocármelo de varias maneras; al final la mejor resultó ser: pasar el cable por
detrás del cuello y dejar que colgara sobre mi pecho, eso lo mantendría cerca
de mi corriente de voz y lejos de los ruidos provocados por la respiración de
la boca y la nariz.
Quién me iba a decir que hoy,
en enero del 2013, aún formaría parte de “mis más preciadas cosas”, aunque ya no
lo utilice y repose tranquilo, arrebujadito en su cable y con remiendos en la
clavija que estuvo a punto de despedirse en una de mis tantas locuciones. Él me
ha conocido de cerca, poquito a poco en mi andadura por las ondas. ¡Qué buen
compañero! Con él he hablado, grabado y, sobre todo, emitido en una radio on line. Me ha acompañado
en viajes, en todo tipo de reuniones donde la radio era el centro de mi vida y
nunca me ha fallado. Lo tomo en mis manos, le miro y
la ternura me hace sentirlo próximo, sabiendo que fue parte de mi historia, que
significó mucho y me ayudó
a sentirme segura y a poder
llegar a los demás con el interés que siempre tengo.
Han sido mucho los micrófonos
que he utilizado, que me han sugerido, que he intentado adaptar a mi ritmo de
grabaciones pero os aseguro que ninguno como este pequeñajo que tantas
satisfacciones me ha dado. Ahora, reposa en una funda negra, muy bonita, en uno
de los laterales que pertenece a un Lacie fenomenal, para mantenerlo, al menos,
como está ahora, y que me acompañe… hasta que se pueda.
Beatriz Salas
"Cada objeto, es indudable, cuenta una historia" Qué curioso, Beatriz, así empieza un poema de mi primer libro de poesía "La tierra vertical"ES cierto, los objetos, los nuestros, aquellos que forman parte de nuestro día a día, cobran una importancia enorme y, muchas veces, aunque aparentemente no nos sirvan para nada, seguimos manteniéndolos en los cajones. Tienen algo, es verdad, tal vez una voz amiga, tal vez una imagen, quién sabe si unas manos amadas lo tocaron...
ResponderEliminarTan sencillo y tan entrañable tu recuerdo.
Un abrazo.
Tu excelente relato me lleva a plantearme mi propia actitud hacia los objetos ajenos. En qué momento un objeto pasa de ser algo meramente mecánico, frío, objetivo, a algo cálido, con personalidad propia, capaz de dejar su propia impronta en uno. Siendo sensata -cosa sólo a medias probable-, lo suyo sería pensar que es uno quien carga de historia, sentimientos y vivencias al objeto en cuestión, pero, yo pienso que no, que los objetos, como las personas, aparecen en nuestras vidas por algún motivo. Los ingleses creo que lo llaman serendipity. Que levante la mano aquel -incluso el más friamente práctico y pragmático- que no tenga ese objeto, aparentemente banal, se coló en su vida y que, como tu micro, tiene un lugar especial en nuestro corazón.
ResponderEliminarUn fuerte y cálido abrazo
Pues me encantan tus narraciones!!!
ResponderEliminarMe parezco a ti, le doy alma y corazón, a ciertos objetos, que me han acompañado por largos pasos en mi vida
Besos Beatriz y lindo finde!
Pues querida amiga, nunca vi hablar con tanta ternura de un micrófono ,al que ya todos tus seguidores le tenemos cariño, porque te ayudó a ser feliz y somo ya muchos,¡muchos !los que te queremos , ahora también a ese lindo micrófono,
ResponderEliminarBesos..
Que lastima que ya no podamos escuchar tu bella voz, ha-trabes de ese micrófono. Deseo que vuelvas pronto. Eses ¡¡¡Genial!!! amiga. Un gran beso y feliz fin de semana.
ResponderEliminarMe parece muy loable sentir de esa forma tan cariñosa y cercana por un elemento mecánico, mejor dicho electrónico, que tan unido a tus momentos satisfactorios está de ti. En los pequeños amores es donde se vislumbre el gran amor que atesora una persona, Beatriz.
ResponderEliminarBesos
Sin dudas despierta un afecto especial tu micrófono. Seguramente se ha sentido a gusto con tu voz.
ResponderEliminarSaludos, Beatriz.
(Preguntaré a un amigo sobre el tema de tu pregunta)
Hay objetos que forman parte de nuestra vida, que nos han acompañado y ayudado a crecer y hablamos de ellos con ternura y agradecimiento.
ResponderEliminarMe ha encantado esta entrada. Compartimos la pasión por las ondas.
Gracias por tu cariñoso comentario a mis versos. (Sabes que tienes un lugar muy especial, entre mis afectos, en este universo virtual).
Cariños varios.
YA lo ves, Beatriz, has hecho una entrada llena de nostalgia y cariño hacia un objeto que puede parecer insignificante y que para ti ha sido muy importante en tu recorrido vital.
ResponderEliminarQuiero que sepas que muchas veces te leo, que me encantan estas historias intimistas tuyas personales; que hecho en falta tu voz y tus grabaciones. Que te aprecio un montón y que espero que todo vaya bien en tu vida.
Quería que lo supieras.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Entrañable narración. Me ha gustado mucho. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por volver y estar por aqui. Aun sigo escuchando mi poema que grabaste, y nunca dejare de hacerlo.
ResponderEliminarMarcaste tu voz ya para siempre en mi vida.
Gracias y espero seguir escuchandote durante todo el 2013.
Ya sabes que un sevillano siempre vuelve.
Hola Beatriz, un gusto inmenso encontrarte nuevamente por aquí.
ResponderEliminarAsí es amiga, hay cosas que parecieran insignificantes pero que nos traen recuerdos imperecederos. Tu micro…fue como una extensión de ti misma…acogió tu voz, tu aliento, tu piel…los latidos de tu corazón…cómo olvidarlo! Merece un reposo digno como el que le has dado.
Abrazos y pases excelente domingo…regresaré.
es así, los logros que se alcanzan usan cosas simples, se vivencian y se sopesan desde una óptica muy especial, tu micrófono si pudiese cobrar vida de seguro tendría un alma muy versátil y cantarina y con orgullo se erguiría delante de los otros micrófonos más distinguidos jejejej
ResponderEliminarme ha provocado ternura este relato tan sencillo sobre un objeto que a muchos nos parece curioso
abrazos y feliz comienzo de semana
Hay objetos tan valiosos para nosotros que cobran vida propia, dejan de ser eso objetos para convertirse en algo muy querido.
ResponderEliminarMi preciosa Bea, sentimiento en la voz, no sabes la alegría inmensa que me ha dado verte en mi casita, te aprecio y valoro mucho, lo sabías?????
No te preocupes por el tiempo, sabemos que el afecto verdadero no requiere de espacios, va en nosotros mismos.
Un abrazotote muy grande mi querida Beatriz
Hay objetos que dejan de ser una apéndice en nuestras vidas para, definitivamente instalarse como parte de nuestro ser, no físico sino emocional.
ResponderEliminarHa sido muy grato este escrito tan entrañable.
Saludos y feliz semana
Cada uno tenemos un objeto que termina siendo irreemplazable
ResponderEliminarEn mi caso un pendrive que me regalaron hace muchos años de solo 64 MB,nada
Abrazo
YO SOY UNA PERSONA QUE AMA LOS OBJETOS COMO SI TUVIERAN VIDA.
ResponderEliminarLOS CONSERVO Y A VECES LOS GUARDO TAN PROLIJAMENTE QUE NO LOS ENCUENTRO JIJIII. ES QUE SOY CELOSA DE MIS COSAS PORQUE LAS VALORO MUCHISIMO.
GRACIAS BEATRIZ POR UNIRTE A MIS SEGUIDORES EN MI OTRO BLOG GALATEA.
UN BESO GRANDE AMIGA.
Beatriz, es un bello homenaje el que le has dado a ese pequeño objeto. Todas tus satisfacciones, muchas de tus andanzas, muchos de tus objetivos conseguidos... Encerrdaos en ese pequeño objeto que ha provocado tu atención, tu mimo... Esa ternura ha llegado hasta nosotros poniéndonos en su lugar, sabiendo que lo has expresado con tu corazón lleno. Bien lleno. Bonita y entrañable entrada ésta que nos brindas. Muchas gracias también porque a través de tu voz y filtrándola por ese pequeño micro has podido darnos muchas alegría a los que te hemos descubierto. Así es la vida, nos trae encadenamientos sutiles y bellos. Amorosos como tu voz al lado de tu micro. Un abrazo, Beatriz
ResponderEliminarUna prenda de esa naturaleza es un tesoro y de bendiciòn en tu vida,
ResponderEliminarpor la anecdota que nos comentas, y asimismo por la valiosa estimaciòn
para ti, y para los muchos que hemos escuchado tu prodigiosa voz,
expresando el repertorio de algunos programas de radio,
como asimismo tantas bellas y preciadas letras del arte literario.
Un fuerte y afectivo abrazo
con mucho cariño