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domingo, 7 de abril de 2013

El padre Ugo de Censi, un sacerdote italiano en Chacas (Perú)

¿UNA UTOPIA?

Chacas (Perú) y el cielo

El padre Ugo de Censi, un sacerdote italiano que llegó a Chacas como párroco en 1976 es la
PIEDRA DE TOQUE. Anarquista, soñador y hombre de acción, el sacerdote italiano Ugo de Censi ha llevado a cabo en esta región, una de las más pobres del Perú, una verdadera revolución económica y social

MARIO VARGAS LLOSA 7 ABR 2013 



Chacas está más cerca del cielo que cualquier otro lugar del planeta. Para llegar allí hay que escalar los nevados de la Cordillera de los Andes, cruzar abismos vertiginosos, alturas que raspan los cinco mil metros y bajar luego, por laderas escarpadas que sobrevuelan los cóndores, al callejón de Conchucos, en el departamento de Ancash. Allí, entre quebradas, riachuelos, lagunas, sembríos, pastizales y un contorno donde se divisan todas las tonalidades del verde está el pueblo, de mil quinientos habitantes y capital de una provincia que alberga más de veinte mil.

La extraordinaria belleza de este lugar no es sólo física, también social y espiritual, gracias al padre Ugo de Censi, un sacerdote italiano que llegó a Chacas como párroco en 1976. Alto, elocuente, simpático, fornido y ágil pese a sus casi noventa años, posee una energía contagiosa y una voluntad capaz de mover montañas. En los 37 años que lleva aquí ha convertido a esta región, una de las más pobres del Perú, en un mundo de paz y de trabajo, de solidaridad humana y de creatividad artística.

Las ideas del padre Ugo son muy personales y muchas veces deben haber puesto a los superiores de su orden —los salesianos— y a los jerarcas de la Iglesia, muy nerviosos. Y a los economistas y sociólogos, no se diga. Cree que el dinero y la inteligencia son el diablo, que los enrevesados discursos y teorías abstractas de la teología y la filosofía no acercan a Dios, más bien alejan de él, y que tampoco la razón sirve de gran cosa para llegar al Ser Supremo. A éste, en vez de tratar de explicarlo, hay que desearlo, tener sed de él, y, si uno lo halla, abandonarse al pasmo, esa exaltación del corazón que produce el amor. Detesta la codicia y el lucro, el piélago burocrático, el rentismo, los seguros, las jubilaciones y cree que si hay que hacer alguna crítica a la Iglesia Católica es haberse apartado de los pobres y marginados entre los que nació. Ve a la propiedad privada con desconfianza. La palabra que en su boca aparece con más frecuencia, impregnada de ternura y acentos poéticos, es caridad.

Cree, y ha dedicado su vida a probarlo, que la pobreza se debe combatir desde la misma pobreza, identificándose con ella y viviéndola junto a los pobres, y que la manera de atraer a los jóvenes a la religión y a Dios, de los cuales todo en el mundo actual tiende a apartarlos, es proponiéndoles vivir la espiritualidad como una aventura, entregando su tiempo, sus brazos, sus conocimientos, su vida, a luchar contra el sufrimiento humano y las grandes injusticias de que son víctimas tantos millones de seres humanos.

Los utopistas y grandes soñadores sociales suelen ser vanidosos y auto referentes, pero el padre Ugo es la persona más sencilla de la tierra y cuando, con ese sentido del humor que chispea en él sin descanso, dice: “Me gustaría ser un niño, pero creo que soy sobre todo un revoltoso y un stupido” (palabra que, en español, se debe traducir no por estúpido sino por sonsito o tontín) dice exactamente lo que piensa.


Hay que ver de cerca
y tocar todas estas
obras para maravillarse
y conmoverse

Lo curioso es que este religioso algo anarquista y soñador es, al mismo tiempo, un hombre de acción, un realizador de polendas, que, sin pedir un centavo al Estado y poniendo en práctica sus peregrinas ideas, ha llevado a cabo en Chacas y alrededores una verdadera revolución económica y social. Ha construido dos centrales eléctricas y canales y depósitos que dan luz y agua al pueblo y a muchos distritos y anexos, varios colegios, una clínica de 60 camas equipada con los más modernos instrumentos clínicos y quirúrgicos, una escuela de enfermeras, talleres de escultura, carpintería y diseño de muebles, granjas agrícolas donde se aplican los métodos más modernos de cultivo y se respetan todas las prescripciones ecológicas, escuela de guías de altura, de picapedreros, de restauración de obras de arte colonial, una fábrica de vidrio y talleres para la elaboración de vitrales, hilanderías, queserías, refugios de montaña, hospicios para niños discapacitados, hospicios para ancianos, cooperativas de agricultores y de artesanos, iglesias, canales de regadío, y este año, en agosto, se inaugurará en Chacas una universidad para la formación de adultos.

Esta incompleta y fría enumeración no dice gran cosa; hay que ver de cerca y tocar todas estas obras, y las otras que están en marcha, para maravillarse y conmoverse. ¿Cómo ha sido posible? Gracias a esa caridad de la que el padre Ugo habla tanto y que desde hace casi cuatro décadas trae a estas alturas a decenas de decenas de voluntarios italianos —médicos, ingenieros, técnicos, maestros, artesanos, obreros, artistas, estudiantes— a trabajar gratis, viviendo con los pobres y trabajando hombro a hombro con ellos, para acabar con la miseria e ir haciendo retroceder a la pobreza. Pero, sobre todo, devolviendo a los campesinos la dignidad y la humanidad que la explotación, el abandono y las inicuas condiciones de vida les habían arrebatado. Los voluntarios y sus familias se pagan los pasajes, reciben alojamiento y comida pero no salario alguno, tampoco seguro médico ni jubilación, de modo que formar parte de este proyecto les significa entregar su futuro y el de los suyos a la incertidumbre más total.

Y sin embargo allí están, vacunando niños y tirando lampa para embalsar un río, levantando casas para comuneros misérrimos en San Luis, diseñando muebles, vitrales, estatuas y mosaicos que irán a San Diego y a Calabria, dando de comer o haciendo terapia a los enfermos terminales del asilo de Santa Teresita de Pomallucay, levantando una nueva central eléctrica, cocinando las setecientas comidas diarias que se distribuyen gratuitamente y formando técnicos, artesanos, maestros, agricultores, que aseguren el futuro de los jóvenes de la región. Uno de estos jóvenes voluntarios se llamaba Giulio Rocca, y trabajaba en Jangos, donde lo asesinó un comando de Sendero Luminoso, explicándole antes que lo que él hacía allí era un obstáculo intolerable para la revolución maoísta. Años después, otro miembro del proyecto, el padre Daniele Badiali, fue asesinado también porque se negó a entregar el rescate que le pedía un puñado de ladrones.

Sin salario ni seguro,
los voluntarios entregan
su futuro y el de los suyos a la incertidumbre más total

En la actualidad hay unos cincuenta voluntarios en Chacas y unos 350 en toda la región. Viven modestísimamente, en comunidad los solteros y en viviendas las parejas con hijos, mezclados con los pobres y, repito, no ganan salario alguno. Las obras que construyen, apenas terminadas, las ceden al Estado o a los propios usufructuarios; según la filosofía del padre Ugo, el proyecto Mato Grosso no tiene bienes propios; todos los que crea, los administra sólo temporalmente y en beneficio de los necesitados, a quienes los cede apenas son operativos. La financiación de las obras proviene, además de la exportación de muebles, de donativos de instituciones, empresas o personas de muchos lugares del mundo, pero principalmente de Italia.

Los voluntarios vienen por seis meses, uno, dos, tres, diez años, y muchos se quedan o regresan; traen a sus niños o los tienen aquí, en esa modernísima clínica donde los usuarios sólo pagan lo que pueden o son atendidos gratuitamente si no pueden. Es divertido ver a esa nube de niños y niñas de ojos claros y cabellos rubios, en la misa del domingo, entreverados con los niños y las niñas del lugar cantando en quechua, italiano, español y hasta en latín. A muchos de estos voluntarios les pregunté si no los angustiaba a veces pensar en el futuro, el de ellos y el de sus hijos, un futuro para el que no habían tomado la menor precaución, ni ahorrado un centavo. Porque sólo en Chacas los pobres tienen asegurado un plato de comida, una cama donde dormir y un médico que los atienda en caso de enfermedad. En el resto del mundo, donde reinan aquellos valores que el padre Ugo llama diabólicos, los pobres se mueren de hambre y la gente mira para otro lado. Se encogían de hombros, hacían bromas, siempre habría un amigo en alguna parte para echarles una mano, la Madonna proveerá. La confianza y la alegría son como el aire puro que se respira en Chacas.

Estoy convencido de que, pese a la notable grandeza moral del padre Ugo y sus discípulos y de la fantástica labor que vienen realizando en los cuatro países donde tienen misiones —Perú, Bolivia, Ecuador y Brasil— no es éste el método gracias al cual se puede acabar con la pobreza en el mundo. Y no lo creo porque mi escepticismo me dice que no hay, en el vasto planeta, suficientes dosis de idealismo, desinterés y caridad como para producir transformaciones como las de aquí. Pero qué estimulante es vivir, aunque sea sólo por un puñado de días, la experiencia de Chacas y descubrir que todavía hay en este mundo egoísta hombres y mujeres entregados a ayudar a los demás, a hacer eso que llamamos el bien, y que encuentran en esa entrega y ese sacrificio la justificación de su existencia. ¡Ah, si hubiera tantos stupidien el mundo como en Chacas, querido y admirado padre Ugo!

© Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Ediciones EL PAÍS, SL, 2013.

© Mario Vargas Llosa, 2013

11 comentarios:

  1. Pues a ver si cunde el ejemplo, el mundo necesita gentes así.

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  2. Hechos de éstos nos reconcilian con el mundo. ¿Alguien se ha preguntado alguna vez el porqué de que gente como ésta viva tantísimos años con salud? Estoy pensando en Teresa de Calcuta, en Gandhi en Vicente Ferrer... y en tantos otros. ¿Será que dan mucho y comen poco; que la ambición carcome la salud; que la felicidad está lejos de lo que se tiene; que los experimentos en los que, con tanta frecuencia, se martirizan seres vivos, están contra la ética de la vida?
    En fin, supongo que algo hay.
    Un abrazo.

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  3. Tuve la suerte de vivir durante un tiempo en Lima, zonas como la que aquí se describe existen en la ciudad, en distintas zonas, con aglomeraciones de más de 100.000 habitantes donde los servicios brillan por su ausencia, allí solo entrábamos ONGs y la Iglesia y esta no mucho.

    Saludos

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  4. Iba a media lectura de artículo cuando me vino a la mente la pregunta: ¿Cómo es que este hombre honrado sigue vivo? Lamentablemente unas líneas más abajo me topé con los dos asesinatos de sus colaboradores. Admiro profundamente a estas personas que perseveran en sus proyectos, esos mismos que estorban porque son capaces de demostrar que se puede vivir de otra manera, porque, de alguna manera, acaban por anular ideologías, en el poder, o fuera de él, que a fin de cuentas se sustentan en los mismos pilares: poder y dinero y viceversa, porque invitan con su ejemplo a pensar y a sacar conclusiones surgidas de un trabajo y progreso real y palpable y que no anula, que no engulle, que considera y cuenta con los ayudados. Seguro que entremedias habrá habido fallos, pero sólo quien hace se equivoca. Así, en medio de una cierta vergüenza ajena y propia, ante la omisión casi general de esta del siglo XXI, esta isla de esperanza quizá sea la excepción que confirme la regla: quizá la utopía sí pueda ser realidad.

    Un fuerte y cálido abrazo

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  5. Hacen falta muchas personas como el padre Hugo. Ojalá cunda el ejemplo.

    Un cálido abrazo Beatriz.

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  6. A ver si por fin hay un cambio y ese ejemplo llega a todas partes!
    Besos querida Beatriz

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  7. Hola, después de las revoluciones y los "malos rollos" de algunos sectores eclesiásticos, aquí hay la verdadera razón y gran utilidad que deben tener y no salir en las televisiones. La labor social.
    Este señor ha demostrado que QUERER ES PODER y que con voluntad y apoyo entre todos, se consiguen muchas cosas.

    Buen post.
    Un abrazo.

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  8. Una persona digna de admiración y respeto este padre Ugo.
    Gracias por darlo a conocer, Beatriz.
    Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.

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  9. por qué siempre admiramos a aquellas personas que hacen algo por los más pobres sin esperar algo a cambio, y repetimos como unos robots, que esperamos que muchas personas sigan ese maravilloso ejemplo, que necesitamos muchas más personas como él, que el mundo lo espera para que pueda caminar con firmeza y con buena fe, pero.... me pregunto, por qué esperar??? por qué no dicen, hoy buscaré que seguir su ejemplo!!! basta ya de idioteces que si él puede yo también podré!!! que el mundo necesita más personas como él y yo seré una de ellas!!! buscaré en internet cómo encontrar a ese famoso padre para aprender de él!!! me libraré de todo lo que él llama satánico y emprenderé una marcha para que el mundo cambie porque él no debería de estar solo!!! porque también puedo poner mi granito de arena y luchar para el mundo cambie.... pero no.... leemos la vida de este padre, que espero sea real, porque Mario muchas veces escribe cosas de su imaginación, y decimos como siempre, espero que exista más gente como él, porque yo, no tengo tiempo para perderlo ayudando a gente pobre, porque tengo una vida y no la desperdiciaré sin recibir nada a cambio.... lo digo de corazón, porque yo también lo he pensado, cierro la página y continúo luchando por mi vida sin pensar en los pobres, que para eso ellos tienen a dios y a ese padre que vela hoy por ellos.... besos!!!

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  10. Es increible lo dificil que es encontrar a una persona o institucion ubicada en Chacas, que tenga un correo electrónico, y que lo responda!!!
    Hasta dondé he podido averiguar, si hay internet en el pueblo de Chacas.

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Beatriz Salas Escarpa