Alfredo, el abuelo
Amanece tarde en mi corazón
Es como si la luz no consiguiera llegar a destino
Como si en la quietud del renacer diario
No tuviera tanta fuerza la constancia.
Sus lágrimas me persiguen
Su cansancio, su
compañía
Sus años no perdonan
Le han dejado a solas con su melancolía.
Alfredo, guerrero implacable
De regreso, has perdido las armas
Tu ejercito, se ha desbaratado
Tu fuerza, quedó olvidada en tanta batalla.
En ti anidan achaques
Que ni conoces ni has invitado
Se conjugan dolencias inscritas
Se avivan y aplacan a su conveniencia
Y aunque no suelten su mano
Aunque le rodeen con sumo cuidado
El no percibe, no busca otra cosa
Que los cuidados, los ojos,
la presencia de su cotidiano apoyo.
Gertrudis es y será siempre para él, lo más importante.
Beatriz Salas
Le quedará todos los buenos momentos vividos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sin duda, querido Emilio, yo no podré olvidar sus miradas, que me llama "loca" y me hace sentirme bien, su manera de hablarme.
ResponderEliminarGracias por tu abrazo.
Hola Beatriz.
ResponderEliminarHermoso poema al abuelo, si su mente sigue activa disfrutará de los recuerdos que dejan las etapas de lo vivido, el cuerpo se va perdiendo, el alma, corazón y mente se consevan mejor.
Un abrazo y un buen fin de semana.
Ambar
AMBAR querida, qué alegría reencontrarte.
EliminarIgualmente para ti!
Abrazos
Un bello poema, te felicito.
ResponderEliminarEl abuelo habrá perdido sus armas, pero ha ganado la batalla, deja su cariño y su experiencia y te llama "loca", hay que ver cuánto valen estos piropos de quien tanto te ama.
Salud
Francesc Cornadó
Francesc, qué bonito lo dices!!!
EliminarUn fuerte abrazo.
Mucho tiempo sin entrar por tu blog y al hacerlo me encuentro con este bello poema dedicado al abuelo.
ResponderEliminarPrecioso . Un abrazo
Chelo, querida,
Eliminargracias por tus bellas palabras, que sin duda me ayudan a seguir intentando emularos. Tu eres una de las grandes y a mi tu apoyo me hace sonrojar.
Gracias y un abrazo
Es duro ver envejecer a quienes queremos. A veces me asalta la idea de si somos nosotros quienes vemos esas carencias, esa pérdida de capacidades que el anciano asume con la misma normalidad con la que nosotros asumimos nuestro propio desgaste. Si resultamos más heridos nosotros mismos contemplando el desgaste de nuestros mayores que ellos. Una duda que no sé cómo resolver. Una herida que duele no siendo propia, que sangra sin sangrar... Pero yo veo a ese hombre que te llama loca y veo la chispa de la vida, el brillo de unos ojos que aunque se hayan hecho más pequeños son los mismos porque miran a través del corazón.
ResponderEliminarPrecioso poema, Beatriz. Palabras con alma (a las que le falta tu voz, pero todo llegará, espero)
Como decía la actriz Silvia Abascal al reaparecer en los premios Goya,
" Qué suerte estar, poder estar hoy aquí..." (sean cuales sean las circunstancias, estar vivos)
¡Abrazón!
Mi querida y admirada Margarita,
EliminarDios mío cuánto tiempo y como extrañaba tus certeros análisis de cada cosa que publico. Es como saberse siempre en acogida.
Siguiendo tu comentario, ayer conseguí incluir la grabación que a partir de ahora serán sin música o eso creo.
Te dejo un dulce abrazo, querida amiga.
Mii primer saludo del año 2014 un gran abrazoo.
ResponderEliminarInicias con un bello poema, los abuelos siempre dejan recuerdos.
Saludos.
Querida Pluma,
Eliminarque te haya gustado a ti es un gran honor porque eres una de las escritoras brillantes que conozco.
Muchas gracias y un abrazo.
No te llama "loca", te dice, ojú,,tu estas peor que yo, pero sabes que te adora y que NADIE, incluyéndonos a nosotros, sus hijos ,es capaz de acariciarle, calmarle y proporcionarle mas ternura que tu, siempre, pase lo que pase y esté donde esté, el siempre te recordará con la paciencia que le haces la pedicura, aunque para ello tengas que estar de rodillas e incomoda, y a el le brillan los ojos mientras presume de lo bien que le dejas los pies. eso, jamás se puede olvidar.Gracias
ResponderEliminarGracias, de corazón.
EliminarUn abrazo
Volver la cara hacia el abuelo, hacia lo molesto, lo que vuelve a ser como infantil, es de una gran ternura. Felicidades.
ResponderEliminarUn beso.
Mi querido Francisco,
Eliminargracias por tus palabras. Un abrazo sincero.
Entrañables, inmensos versos que describen la realidad del abuelo Alfredo. Me uno a tu homenaje, la humedad en mis ojos, emoción que abraza mi corazón recordando al abuelo Juan y papá Antonio, ambos tan amados, ambos, viejitos bellos, ahora dos estrellas en el firmamento. Y aquí siento a Alfredo, paciente, sonriente, callado, entero.Que maravilla.
ResponderEliminarTe felicito Beatriz. Enhorabuena.
Gracias por compartir tu esencia.
Un abrazo grande.
Una bellisima reflexión hacia tantos abuelos "Alfredos" ...
ResponderEliminarhacia la soledad y la vejez que va minado día tras día, hay que saber vivir pero creo más importante todavia que es mucho más necesario saber envejecer.
Me ha encantado regresar y contemplar tus propios poemas.
Un cariñoso saludo, Pilar
Siempre es grato escuchar tu voz, Beatriz.
ResponderEliminarTodos los abuelos del mundo se parecen un poco a este "Alfredo" tuyo.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Hola Beatriz.
ResponderEliminarPaso a disfrutar de este maravilloso Abuelo.
Ya sé que a veces es muy complicado entrar a leer o comentar, esta trecnología no es tan perfecta como querríamos, eso nos mantiene un tanto distanciados.
Un buen domingo y un abrazo.
Ambar
Acertada elección pasear por tus letras hoy, en los tiempos que corren e una bocanada de aire para el alma
ResponderEliminarQue tengas una semana creativa
Gracias Beatriz por tan precioso regalo. Esos personajes maravillosos van fortaleciendo nuestra andadura.
ResponderEliminar