Puedes escuchar la grabación del relato en el reproductor
El abuelo
empezó la tradición y mi padre me inculcó la importancia de la labor que
habíamos de desempeñar. Siempre pensé que exageraba, enhebrar el hilo para que
otros cosieran sus heridas, zurcieran sus rotos y bordaran con adornos sus
secretos más inconfesables, era una tarea harto sencilla. Con el tiempo y la
experiencia descubrí que no era así.
A fuerza
de mirar la vida por el ojo de una aguja, aprendí a enfocar lo importante en el
punto de mira, a aparcar los grandes problemas porque solo hay sitio para uno
cada vez y en tamaño reducido. Comprobé que siempre hay hueco para una sonrisa,
una caricia o un beso y que las puntadas que nunca se descosen son las dadas
con los actos más pequeños.
No me
falta trabajo, son muchos los que siguen empeñados en grandes batallas y
mayores glorias que, al final, vienen a mí para que les enhebre el hilo que
remiende sus miserias.
Escrito por Esperanza Temprano Posada
http://elrastrodelapalabra.blogspot.com.es/2013/03/el-enhebrador-de-agujas.html
Esperanza, Beatriz y Ruth, os felicito por tan maravillosa entrada. ¡Cuánta razón y veracidad hay en ella y con cuánta delicadeza se ve reflejado el sentido de la vida!.
ResponderEliminarMe ha gustado muchísimo.
Besos. Rosa.
Muy bueno amigas. Feliz día de fiesta, un beso.
ResponderEliminarMi niña....enhebrar el hilo para que otros cosieran sus heridas, zurcieran sus rotos y bordaran con adornos sus secretos más inconfesables...puede ser agotador...te lo digo por experiencia propia.Es gratificante y hermoso, pero llega un momento en que...cosessss tantoooooo jajajjajajajaja que te olvidas de coserte a tí mismo...porque no tienessss tiempooooo.Miles de besos para las dos!!!!!Tardo...tardo mucho en pasar...las tareas son muuuuchas...pero....sigo cosiendo jajajajjajajajajajaj.Besitossss
ResponderEliminarUn texto muy reflexivo y acertado, además de engrandecido por esa vocalización tan específica de Beatriz. Felicidades a ambas.
ResponderEliminarBesos.
No puedo escucharlo, es como si el reproductor estuviese desconectado...
ResponderEliminarRelato sencillo y reflexivo, muy bueno.
Y es que dejamos las pequeñas cosas, sin prestar atención, y cuentan más que las grandes.
Un abrazo para todas.
A fuerza de mirar la vida por el ojo de una aguja, aprendí a enfocar lo importante en el punto de mira, a aparcar los grandes problemas porque solo hay sitio para uno cada vez y en tamaño reducido. Comprobé que siempre hay hueco para una sonrisa, una caricia o un beso y que las puntadas que nunca se descosen son las dadas con los actos más pequeños.A LA FUERZA ME PASO LO MISMO Y AHORA SOY MAS FELIZ.GRANDES SOIS LAS DOS.BIKIÑOS
ResponderEliminarSe puede mirar a través del ojo de una aguja pero detrás de él, veremos todo un mundo abierto para nosotros.
ResponderEliminarUn abrazo.
Entonces puedes decir que aprendiste sabiduría, querida Beatriz. Ojalá todos supiésemos distinguir lo necesario de lo superfluo y prescindir de lo que no nos hace ninguna falta... ¡y son miles de cosas las que nos acosan sin necesidad! Pero somos tozudos, ambiciosos y, en el fondo, unos puros ignorantes.
ResponderEliminarUn abrazo.
ES CIERTO...LO HACEMOS ALGUNOS SIEMPRE...
ResponderEliminarGRACIAS POR TUS PALABRAS, SON SIEMPRE UN GRAN APOYO...
BESOS POR TODO!
¡Cuánta sabiduría! en una acción -a veces- tan simple en su acto. Sabernos enfocar en un punto,y desde allí desarrollar todo un conjunto de acciones, es de sabios.
ResponderEliminarBello texto de Esperanza, que en tu voz se resalta.
Un beso.
Qué magnfica metáfora. Hasta en la brevedad del texto la autora muestra esa coherencia de construir con pequeñas puntadas. Y, como ellas, que son las más duraderas, el texto arraiga y emociona, y remueve la conciencia y el corazón del lector. Una acaba por tener que cuestionarse a qué grupo pertenece, y si está donde quiere, o donde debe... Pequeño texto sí, ¡pero menuda lección!...
ResponderEliminarUn fuerte y cálido abrazo
Me ha encantado, Beatriz. Cuánta verdad encierra este cuento metáfora lleno de enseñanzas.
ResponderEliminarFelicito también a Esperanza, su creadora.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Felicidades, Beatriz, por tan estupendo trabajo. Yo, que ya conocía el texto, me ha encantado redescubrirlo.
ResponderEliminarUn abrazo