By Beatriz Salas
Y siguiendo con mis reflexiones…
Soy de acostarme pronto y despertarme cuando el sol aún no ha despuntado.
Son momentos mágicos donde la casa respira silencio y yo me siento muy en paz.
Desde pequeña he visto a mi padre con una pequeña radio y su auricular, que usaba cuando se acostaba y al despertarse. Imagino que a muchos os habrá pasado lo mismo, ellos se acostaban con José Mª García y se despertaban cada uno con la emisora que más les convencía. Pues yo, he acabado haciendo lo mismo. No me acuesto con la radio aunque sí que, al empezar a despertarme, la conecto y voy escuchando noticias.
Esta madrugada me ha sorprendido la conversación que tenían el locutor y un experto en… no lo sé. Hablaban de la sociedad actual, la que vivimos y sufrimos por igual.
El experto decía… La democracia es elegir, sí, aprender a elegir, hacernos elegir y a partir de ahí empezamos a elegirlo todo.
Y cuando digo todo, es TODO.
Ya no hay orejeras, ahora es “todo el campo es orégano” y nos pasamos el día decidiendo qué nos gusta más, qué es lo más adecuado para cada uno, decidiendo absolutamente todo. No digo que esté mal, expongo la realidad. Y claro, nos perdemos, nos quedamos sin barandillas, sin saber qué está bien y qué está mal porque dependiendo de a qué tribu pertenezcamos, todo puede ser aceptado o completamente rechazado. Las personas de más de 50 años, hemos pasado por diferentes etapas y las hemos ido recibiendo, primero con alegría, luego con desconcierto, después con asimilación y al final, estamos perdidos. Y no sé si me estoy explicando bien porque tratar de plasmar en unas líneas lo que para mí está tan claro… Ojala lo entendáis. Y claro, si podemos elegir, podemos lanzarnos sin pesar, en el precipicio de todo vale y sino es así, es que no nos comprenden. Ya no hay que hacerse cargo de nuestros mayores, elegimos que eso no es vida para nosotros y buscamos soluciones. Ya no hay que apechugar con los enfermos porque eso nos quita la vida, ya no soportamos a los críos, que deseamos en su día tener más que nada en este mundo, por los que tienes que dejar de elegir para dedicarte a ellos en cuerpo y alma, sin poder pensar en otra cosa, aprender cada día como educarlos bien ¿Bien? Y ¿qué es eso? Porque las teorías se nos amontonan, “amigos de ellos” pero “no amigos” porque se pierde el respeto. Que se expresen para que sepamos qué piensan por dentro pero, ¡que no nos cuestionen! A lo que pronto llegan si se les permite hablar, y ¡como hablan ellos! porque nosotros, cuando así lo hacen, pensamos que hemos perdido la autoridad.
Y es que, ¡Hemos perdido la autoridad!… Bueno, era un ejemplo y es un tema demasiado denso, arduo y extenso para desarrollarlo en el tema que os presento hoy.
Y resumía el experto, que la mayor enfermedad a la que nos enfrentamos y a la que estamos llegando todos es la “soledad”.
Y no la escribo con mayúsculas porque la soledad es muy triste, muy pequeña y nos ahoga en silencio. Llegamos a ella eligiendo lo que nos conviene, no aceptando, no aguantando o como queráis llamarlo y sobre todo, porque para poder ser libres, de verdad, como dice Chavela Vargas, hay que estar solos.
¿Cómo solucionamos la tristeza que acarrea la soledad?
Aquí os dejo este tema tan actual y que tanto daño está haciendo.
Un fuerte abrazo a todos los que paseéis por estas letras.