Queridos todos,
no es frecuente que yo escriba en el blog y es que no suelo querer interferir en los poemas que tanto me gustan y que traigo a estas páginas para compartirlos con todas las personas que me visitan, salvo, claro está, porque incluyo una grabación del mismo para que el homenajeado de ese día, tenga un aporte más a su generosidad al compartir sus sentimientos, a pecho descubierto, como suele decirse, y nos deje sentir, involucrarnos, identificarnos y hasta emocionarnos. De eso se trata. Ayer le explicaba a mi sobrino Manuel que los motivos de tener un blog para casi todos nosotros no son otro que compartir, abrir las alas y volar sobre nuestra propia realidad para ver más allá y seguir aprendiendo entre todos “compartiendo honradamente nuestro sentir”.
Si hoy me siento frente a la pantalla y dejo volar mis dedos por este teclado que, a veces, no me responde como debiera, es porque desde hace un tiempo tengo cerca la precaria situación de personas que se sienten solas, muy solas. Cuando llegamos a la cincuentena, normalmente nos asaltan otros miedos, otras situaciones y muchos pensamientos que si no los encaminamos bien, sino los dirigimos con un tino exquisito, nos pueden volcar la balanza y hacernos sentir mal, muy mal. La mayoría ha llegado al cenit y cree que se le va la vida en sufrir, superar fracasos de todo tipo y en intentar que les quieran, que les acepten, que les dejen ser ellos mismos sin tener que vender su alma al diablo. Es todo tan difícil... ¿Cuál es la solución?
Pues bien, yo tengo un método, una idea que me inventé y que me funciona y sobre todo, pese a que caigo como todo el mundo, me ayuda muchas veces.
A ver, lo primero es saber que "pase lo que pase, nunca pasa nada", en general, naturalmente. Lo verdaderamente grave no tiene otra; hablo del día a día, de lo mal que se pasa cuando te sientes muy sola como persona.
Yo le decía a una persona que quiero y admiro hoy mismo. “Mira a tu pared, en tu casa, en tu habitación y fíjate bien... hay pequeños agujeritos por todas partes ¿no los ves? están ahí y, si te fijas mejor, por ellos entra una luz clara, y gotas de rocío, y si cierras los ojos notarás como pequeños pétalos de flores caen y te cubren... Y es que la imaginación es la que manda. Nos dirige por donde quiere, nos envía al infierno más profundo y al cielo más luminoso y somos nosotros mismos, solo nosotros, cada uno de nosotros, los que podemos vencer, sí, vencer la pena que nos damos a nosotros mismos y enfocar nuestro día a día con el color que elijamos para sentirnos mejor.
Bueno, con todo esto quiero decir que por favor, dejemos de apenarnos y de sentirnos prisioneros de nuestra propia realidad y cerrando los ojos vislumbremos la luz que nos rodea, el rocío que nos refresca, los pétalos de flores que nos acarician o si lo quieren más claro, miremos a nuestro alrededor a las personas que nos rodean e intentemos que sonrían, dejemos de quejarnos y hablemos con ellos de cosas bonitas, abracemos más y acariciemos más manos, que nuestro tono sea suave, con un ligero tinte de cariño y os aseguro que los agujeritos se hacen más y más grandes y nuestra mente se refrescará y vencerá a la negatividad que con tanta facilidad sentimos.
Un abrazo lleno de cariño para todas las personas que lean esta reflexión que sale de las entrañas.