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martes, 27 de mayo de 2014

El sistema falla - Alfonso Ussía

"El Sistema Falla"
por Alfonso Ussía.

En España, 
El Sistema falla, no por el Sistema, sino por la deleznable falta de
responsabilidad y honestidad de sus administradores.
El Sistema falla porque la demoledora presión impositiva recae sobre
los trabajadores, los que mantienen con su trabajo a los que lo han perdido,
pero permite a los poderosos, a los rentistas, a los vagos millonarios
y a los especuladores rehuir sus obligaciones fiscales con una permisividad
asombrosa.
El Sistema falla porque un notable porcentaje de políticos se
ha enriquecido, con especial recochineo en los palacios autonómicos
y los arruinados ayuntamientos.
El Sistema falla porque en España, que se exige un examen especial para
hacerse socio de una biblioteca, no se le exige nada a un concejal, un alcalde,
un ministro, un presidente autonómico o al propio presidente el Gobierno
no puede triunfar un Sistema donde los gobernantes han sido, si no analfabetos,
sí ignaros, desnutridos de lecturas, en ocasiones ágrafos y con frecuencia, incultos.
El Sistema falla porque unos pocos se han llevado lo de todos, con negocios
amparados por el Poder Político, vaciando las arcas del Tesoro.
El Sistema falla porque las izquierdas en España son aún más avariciosas
en la acumulación del dinero que las derechas, procurando un desmoronamiento
moral y ético perfectamente > descriptible.
El Sistema falla porque el político que se despide o es despedido por
la voluntad del pueblo, siempre encuentra un sillón en el Consejo de
Administración de un banco o una multinacional, mientras que el parado
se va a su casa si no se la quitan por un retraso en el pago de la hipoteca.
El Sistema falla porque la honradez en España es un defecto, la humildad un error
y la honestidad una grave imprudencia.
El Sistema falla porque, desde la era de los pelotazos elogiados por Solchaga,
se han producido tantos pelotazos en España que no puede quedar dinero para los que
se dedican a trabajar normalmente un día sí y el otro también. Por la devastadora
ambición de quienes tenían y de los que no habían tenido y le tomaron –natural–,
el gusto a contar los billetes.
El Sistema falla porque > nadie se atreve a suprimir las subvenciones que
pagan los contribuyentes a chorradas inadmisibles.
Falla porque los sindicatos no representan a nadie y están inmersos en
la gran mancha de la corrupción.
Falla el sistema porque en los reductos autonómicos, los poderes dominan,
mantienen y pagan a los medios de comunicación para que informen sesgadamente
a la ciudadanía.
El Sistema falla porque nadie se atreve a decir la verdad, su verdad, porque el
> Poder impone sus condiciones de silencio.
El Sistema falla porque la Justicia está politizada y dividida en grupos
y asociaciones sostenidas por ideologías, no por las leyes.
El Sistema falla porque los que pueden hablar se callan y los que no pueden
se limitan a decir tonterías establecidas por el oportunismo, el rencor o la envidia.
El Sistema falla porque después de más de quinientos años de unión,
los españoles no hemos sabido ser, ante todo, españoles, dejando las
diferencias en el segundo plano de nuestras opciones.
El Sistema falla porque los partidos políticos no son contundentes
con la corrupción de sus propios sujetos y renuncian a las medidas ejemplares
y ejemplarizantes.
El Sistema falla porque no escandaliza a la Izquierda que un individuo
gane trece millones de euros al año y despida a un tercio de los trabajadores
de la empresa que preside«porque ya no podemos seguir viviendo tan bien como antes».
El Sistema falla porque se ha esquilmado, robado y abusado de esa ciudadanía
con la que sólo se cuenta a la hora de conseguir su voto.
El Sistema falla porque organizaciones e instituciones admirables
y honestas, que lo dan todo por España por la vocación de servirla,
son sistemáticamente empobrecidas y maltratadas por los poderes,
la mentira y la demagogia. Porque hemos renunciado a los principios
y los valores, de unos y de otros.
El Sistema ha naufragado por culpa del único valor admirado: el dinero

miércoles, 21 de mayo de 2014

La lagrimita de Lola - Beatriz Salas Escarpa

Queridos amigos,
ayer participé en un taller de narrativa de cuentos y este surgió casi sin darme cuenta. Hoy he querido compartirlo con todos vosotros.
Os llevo en mi corazón, no lo olvidéis.
Abrazosss


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La lagrimita de Lola

Resumen: 
Lola, con su vestidito de lunares negros, vivía feliz, comía sano y leía en alto.
Nuno, el malo de este cuento, casi consigue echarla de su habitat.
Lola sorprendió a todos encontrando la solución.

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Este cuento nos habla de una pequeña mariquita, vestida con un traje de lunares negros, que vive en el bosque, en un nidito abandonado, en lo alto de un árbol.
Lo que más le gusta es comer verduras, legumbres y leer en lo alto. Se llama Lola.

A Lola le gusta también cultivar su comida, mucha variedad; es experta en conseguir diversidad y calidad en sus verduras y legumbres. Es también su trabajo diario, al que mima con cuidado y quiere mucho. Cuando ha recolectado lo vende a buen precio a sus vecinos y todos están sanos y saben comer bien.

Una tarde, inesperadamente, un denso humo, de fuerte olor, llegó envolviéndolo todo. Provenía de una enorme máquina, que llamaremos tanque porque era muy parecida a un tanque de guerra pero más grande aún, que conmocionó a todo el bosque y a sus habitantes.
Dentro de la gran máquina estaba Nuno, un gran animal redondo con cabeza de perro y cuerpo de gorrino. Su tanque era brillante y aunque pesaba mucho, se deslizaba de manera muy fácil, porque tenía un potente motor insonoro.
Para gran susto de Lola, en menos de unos minutos, todo su espacio quedó arrasado, plano, liso. Menos mal que Lola fue ágil y pudo salvarse, porque voló de hoja en hoja hasta un árbol centenario que había muy cerca, y allí él supo esconderla entre su corteza.
De un plumazo ni casa ni cultivos ni flores ni libros! Nada.
La nada más absoluta. La nada tras el humo.
Mientras, Nuno reía y aplaudía porque había barrido de una sola pasada todo el terreno que necesitaba y que tenía previsto para su nueva plantación de algodón.
Lola estaba tan asustada, tan triste y tan asombrada que comenzó a llorar. Una tímida, solitaria y pequeña lagrimita apareció deslizándose por su carita.
Era una lágrima brillante, llena de vida, que al caer y rozar el suelo “se abrió”, como un cascarón, y en su centro Lola pudo sentarse, acomodarse y salir surcando el cielo para volar buscando ayuda. Su prioridad era recuperar la zona, que era su hogar para ella y para sus vecinos
Aún no sabía dónde dirigirse, mas tenía una idea clara: algo iba a hacer y tenía por seguro que lo iba a conseguir.
Su lagrimita era tan mágica y tan llena de luz que servía de foco a los que la veían pasar. En su huida fue acercándose a un estanque para terminar posándose sobre un nenúfar.
Al mirar a su alrededor se topó con un sapo grande y feo, de enormes ojos saltones. Lola, en su búsqueda, no le tuvo ningún miedo y le saludó. Se llamaba Bruno, le dijo él, y cuando supo de sus problemas, le sugirió acompañarla para ofrecerle su ayuda. Lola la mariquita, no lo dudo y le dejó sitio en su lágrima para volar juntos buscando la solución.
Bruno estaba agradecido por su confianza y decidió ofrecerle su cinturón mágico, no sin antes explicarle que para contar con las propiedades del cinturón tendría que pasar por una prueba.
Y es que el cinturón era tan mágico que podía levantar cualquier peso cuando estuviera activado.
Bruno sabía que no muy lejos había un hospital de niños con enfermedades graves que nunca sonreían y en eso iba a consistir la prueba: conseguir la sonrisa de felicidad de 10 de los niños allí ingresados.
Llegaron sin dificultad al hospital infantil y Lola se acercó a las ventanas que se iluminaron con el resplandor de su lágrima, y se dispuso a bailar, a contar cuentos, a leer y hacer felices a los niños para que sonrieran.
Inesperadamente apareció Don Pepe, el guardián de las sonrisas infantiles, y cerró de golpe todas las persianas del edificio.
Lola no podía entender tanta maldad.
Cerquita estaba una pequeña hormiga que se acercó presurosa a ayudar a Lola. Le contó que había una llave maestra que abría en un zas todas las persianas del edificio, escondida en un rincón del fondo de la piscina del hospital.
Tan solo había un problema: tendría que cruzar la piscina y bucear hasta el fondo, para llegar al desagüe donde se escondía la llave maestra.
Pero ¿Cómo podría Lola llegar hasta allí, sin morir ahogada?
Empezó a mirar el cinturón que se convertiría en mágico si conseguía superar la prueba y observó que tenía un pequeño bolsillito en un lateral. Decidieron meterse en su interior, convirtiéndolo en un pequeño submarino ¡Qué gran idea! Tardaron un buen rato en llegar a la rejilla del desagüe, porque eran muy pequeños y la piscina muy grande pero resultó más fácil de lo que pensaron y pudieron conseguir su objetivo y llegar al desagüe. De un plumazo el cinturón se cargó de poder. Recordad que la propiedad del cinturón, una vez activado, era que podía levantar mucho peso, y la llave pesaba mucho.
Una vez la llave en mano, la pasaron por el cinturón y volvieron a la superficie. Cuando la hicieron girar en su cerradura...
Las persianas se abrieron todas a la vez y los niños se sintieron tan felices de volverla a ver que todos sonrieron felices por volver a ver a la mariquita superando su prueba.
Lola se despidió de todos ellos y voló feliz de regreso a su habitad, donde consiguió levantar la gran mole maligna culpable de los destrozos. Lo hizo con tanto ímpetu y fuerza que la gran máquina, con Nuno dentro, salió por los aires fuera de nuestra atmósfera.
A Lola le supuso mucho esfuerzo recuperar sus cultivos pero nada podía detenerla porque su voluntad y sobre todo su corazón nunca dudaron de su triunfo.
Lola limpió la tierra, la aireó y sacó su bolsita de semillas para volver a plantar sus verduras y legumbres, que florecieron de maravilla.
Al cabo de un año, casi todo había vuelto a la normalidad.

En noches de luna llena, si te fijas bien, podrás ver en un ladito de la cara de la luna un enorme tanque brillante que aburrido y lleno de semillas muertas, mira a la tierra arrepentido de haber sembrado la destrucción por su avaricia y falta de escrúpulos.


Beatriz Salas Escarpa


Cuando los egoístas no entiendes más que de su propio provecho, la realidad puede superar a la ficción y las personas buenas siempre encontrarán motivos y fuerza para superar la destrucción de la mala intención.

lunes, 12 de mayo de 2014

Julio Díaz-Escamilla - Madrugando



http://www.goear.com/listen/fb3b3b6/julio-diaz-escamilla-madrugando-beatriz-salas


MADRUGANDO

Cada sábado vengo
con hojitas de albahaca,
tomillo y romero,
a buscar a mi muchacha,
la niña que yo quiero.

Tempranito hago mi cama
y me encomiendo a los luceros
que por mi patio pasan
brillantes y contentos;
llego a la fuente de agua
y allí descanso un momento
mientras la madrugada
me mira sonriendo
y agita su capa
aclarando los techos.

Luego vuelvo a la caminata
y salgo del pueblo
con un cosquilleo en la espalda
imaginando el encuentro,
y la invento a mí abrazada
paseando entre los abetos
con esa luz de la mañana
que conoce este secreto.

Lo más lindo es ver su cara
que me mira con un gesto
como el que tenía mi mama
que un día se fue en silencio,
si es que parece que canta
y me dice ¡eres bueno!

Por eso le llevo hojitas de plantas
que es todo lo que tengo
y le arrodillo mi alma
no para que me dé las gracias
sino para que me dé un beso.


Publicado por Julio Díaz-Escamilla
 
http://juliodiaz-escamilla.blogspot.com/2011/05/madrugando.html