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domingo, 3 de abril de 2011

Carlos Manuel Sánchez - Los últimos días de Pompeya

Ayer, hablando de la Primavera, Eurice me habló de la Naturaleza y al hilo de eso me apetece contaros esta noticia que me ha hecho sentir mucha pena por la decepcionante dejadez de sus responsables.
Y sí, la Naturaleza es imprevisible y sino de muestra este botón!


La urbe petrificada por la erupción del Vesubio hace casi dos mil años se cae a pedazos, víctima de la desidia. Si no se reacciona a tiempo, la humanidad perderá la instantánea más valiosa de la Antigüedad que se conserva en el mundo. Un patrimonio arqueológico de valor incalculable que visitan cada año dos millones de turistas. Éstos son algunos de sus tesoros.


Fue un apocalipsis a cámara lenta. Una secuencia de explosiones equivalente a cien mil bombas atómicas como la de Hiroshima.
Bahía de Nápoles, 24 de agosto del año 79 d. C. Como una olla a presión, el Vesubio expulsa al aire una columna de gases venenosos y cenizas que alcanza los 20 kilómetros de altura. Era mediodía, pero se hizo de noche. Los habitantes de Pompeya estaban acostumbrados a los borborigmos de su gigante y la mayoría siguió ocupada en sus quehaceres, mirándolo de reojo con inquietud, aunque aún sin pánico. Una hora más tarde comenzaron a llover piedrecitas basálticas (lapilli), que alfombraron calles y tejados. Los pompeyanos se refugiaron en sus casas. El bombardeo arreció; una negra granizada de piedra pómez y material piroclástico. Al anochecer, empezaron a desplomarse los techos por el peso acumulado (la capa de lapilli alcanzó los seis metros de espesor) y la gente, ahora sí, huyó despavorida. Una evacuación desesperada y tardía. Se sucedieron terremotos y tsunamis. Poco después del amanecer, una avalancha de lava arrasó todo lo que halló a su paso en 18 kilómetros a la redonda. Respirar era imposible. El aire sulfuroso alcanzó los 300 ºC. Se han encontrado unos 1.200 cadáveres, pero hubo más de 10.000 muertos entre Pompeya y la vecina Herculano, hervidas en un engrudo semejante al alquitrán y amortajadas en ceniza.
- Pompeya era una ciudad cosmopolita y vibrante. Tenía las calles pavimentadas, alcantarillado, pasos de cebra, termas, teatros con acomodadores, consultorios médicos y tabernas donde sus ciudadanos tomaban el aperitivo. En una de ellas, el termopolio del Larario, se encontró la recaudación de aquel día infausto, 683 sestercios. Como puerto de mar era un enclave de comerciantes, negocios más o menos turbios y tejemanejes políticos. Salve lucrum («bienvenido dinero») se lee en las puertas de las casas. Había tiendas de ropa, lavanderías donde se blanqueaban las prendas con orina de camello, alfareros, bodegas, vidrieros, pescaderías, carpinteros de ribera, tahúres que jugaban a los dados, templos de divinidades paganas y egipcias... Pompeya también era famosa por el sexo desinhibido y la prostitución. Nueve burdeles. Meretrices que se vendían con pintadas en las esquinas («soy tuya por dos ases de bronce»). Se han hallado 10.000 grafitis. Muchos de una jocosa obscenidad: «Lais tiene un revolcón». Otros sarcásticos: «Me sorprende, oh, pared, que no te hayas derrumbado bajo el peso de las tonterías que tanta gente te escribió encima».
- Una ciudad refinada donde se comían nueve clases de pan (uno con semillas de opio). Completaban la dieta higos, aceitunas, nueces, peras, galletas e incluso erizos de mar. Y aderezaban sus platos con garum, una salsa que importaban de Hispania. Una ciudad donde también se respiraba arte y cultura, imán de poetas y pintores. Se conservan 400 frescos en el Museo Arqueológico de Nápoles. Las viviendas de los potentados, decoradas con mosaicos, tenían fuentes y jardines. Las mujeres iban a la peluquería, lucían joyas diseñadas por los orfebres más hábiles de la Campania, vestían a la moda. En fin, una ciudad muy viva que murió de repente; congelada en el tiempo... y conservada en ceniza como en una especie de salmuera.
- Olvidada y perdida durante siglos, fue descubierta de casualidad para la arqueología en 1748 por un campesino que abrió un pozo, siendo rey de Nápoles Carlos de Borbón, futuro Carlos III de España. Ingenieros del Ejército español, dirigidos por Roque Joaquín de Alcubierre, realizaron las primeras excavaciones. Con 44 hectáreas, Pompeya es el museo arqueológico al aire libre más grande del mundo. Desde entonces ha sido un paraíso para legiones de arqueólogos, estudiosos del arte y la religión, historiadores... Es la instantánea más valiosa de la Antigüedad que se conserva en el mundo. Se han hecho autopsias a los cadáveres que quedaron atrapados en un granero, súbitamente embalsamados en el mismo momento de su muerte, y cuyos moldes de escayola dejan estupefactos a los visitantes. Y se ha estudiado desde el ADN hasta los excrementos de los pompeyanos. Cada año se producen nuevos hallazgos.
- Mal que bien, Pompeya ha resistido a todo: seísmos y erupciones del Vesubio; el asalto de los expoliadores (es territorio de la Camorra), que se han llevado desde joyas y útiles de tocador hasta oxidados escalpelos y bisturíes de cirujano, mosaicos completos, azulejo por azulejo, y hasta esqueletos de la villa de los Misterios. Soportó un bombardeo aliado en 1943 para acabar con una división Panzer alemana. Y la horda de 15.000 turistas diarios que se llenan los bolsillos de chinarros volcánicos y dan de comer a los perros callejeros (los hay a docenas, antes de 1980 se controlaba su población a tiros, luego se aprobó una ley para evitar el canicidio). Pero quizá no sobreviva a la desidia humana y el desinterés de las autoridades.



Pompeya se está desmoronando a ojos vista. Es una tragedia anunciada, pues en los últimos siete años se habían producido 16 derrumbamientos, pero se ha acelerado en 2010. En enero se desplomó un muro de contención de la casa de los Amantes Castos. Luego cayó el cuartel de los Gladiadores, en la vía de la Abundancia, una de las arterias de la urbe, y saltaron las alarmas. Se trata de un gran edificio de dos plantas que data del siglo II a. C. y que se hundió una madrugada de noviembre por las filtraciones de agua. Las paredes están decoradas con frescos de gran valor y docenas de pintadas como la de un combatiente tracio, Celado Octaviano, que se jacta de sus tres victorias: «Por mí suspiran todas las mujeres». «Es una vergüenza para Italia», clamó el jefe del Estado, Giorgio Napolitano. Pero después se vino abajo un tabique en el callejón de Ifigenia. Y más tarde, las paredes de una bodega en la calle Strabiana y un muro de la casa del Moralista. Las columna de la casa del Fauno se están desmigajando... Y los desprendimientos siguen.
- Las lluvias torrenciales de los últimos meses han agravado un problema crónico. Los charcos agrietan las calzadas y los muros. El agua se infiltra en el suelo, compuesto de lava porosa, y el flujo freático socava los cimientos. Todos los edificios están llenos de hierbajos, cuyas raíces minan la solidez de las paredes. Nadie se ha preocupado de algo tan sencillo como fumigar las malas hierbas. De las 108 insulae (islotes de casas) de la ciudad, 12 figuran en rojo en el mapa como sectores clasificados de alto riesgo, sin contar las de la vía de la Abundancia. Viviendas históricas, como la del Laberinto o la enorme construcción de las Bodas de Plata, están cerradas al público. Los arqueólogos están en pie de guerra porque nadie se preocupa de la conservación de las ruinas. Y se niegan a acometer más excavaciones si los vestigios descubiertos siguen expuestos a la intemperie. Según el profesor Pietro Giovanni Guzzo, ex superintendente de arqueología de Nápoles y Pompeya, dos tercios de los edificios de la ciudad antigua presentan un alto riesgo de derrumbamiento. Pompeya es patrimonio mundial de la Humanidad desde 1997 y la Unesco está tan preocupada por su suerte que ha enviado a tres funcionarios para examinar si debe incluirla en la lista de lugares en peligro. «Todo yace enterrado en pavesas y afligidas cenizas. Ni siquiera los dioses tienen poder para hacer algo así», escribió Marcial en un epigrama.
Ni los dioses ni las fuerzas de la naturaleza pudieron destruirla del todo,
¿se molestarán los hombres en salvarla?


Carlos Manuel Sánchez





2 comentarios:

  1. Hola mi querida gracias por tu visita
    que la paz en esta semana mayor te cubra de bendiciones al junto de los tu yo

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  2. Hola angeldeluz:
    Siento la tardanza en contestarte pero tu respuesta había ido a para a no sé que sitio que no he visto hasta hoy.
    Un fuerte abrazo para ti y gracias por la visita.

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Beatriz Salas Escarpa